Tras la anunciada salida de Reino Unido como consecuencia del Brexit, del que se cumple ya un año, algunas son las voces que han puesto en duda si el inglés seguirá siendo a partir de ahora la lengua a través de la cual la Unión Europea se comunicará con el exterior.
Y es que en una reciente comparecencia de Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, este ponía en duda el papel que el inglés jugará a partir de ahora con un gesto muy simbólico: empezó su discurso en inglés y lo prosiguió en francés.
Esta es la razón por la que algunos expertos lingüísticos han empezado a revelar sus hipótesis al respecto, hipótesis que quedaron reflejadas en un artículo sobre el tema publicado por el periódico The Guardian recientemente.
El artículo, que lleva por título “Which language would ease our way in the post-Brexit world?”, muestra opiniones dispares. Mientras que algunos como el consultor lingüístico del prestigioso King’s College de Londres afirma que “el inglés es la lengua franca global, no solo en términos de número de hablantes sino también por su alcance global y su gran presencia en el mundo de internet, la moda y el entretenimiento”, otros afirman que puede ser un buen momento para dar un mayor estatus a otras lenguas europeas o asiáticas y que es posible que las predilecciones en el aprendizaje de lenguas cambie sustancialmente a partir de ahora.
Pero, ¿por cuál de ellas nos decantaríamos primero? ¿Qué peso e importancia real puede tener cada una de ellas en términos de traducción e interpretación? ¿Realmente ser una potencia mundial en términos económicos decanta la balanza?
El poder de la economía en el aprendizaje y uso de una lengua
Hasta ahora, potencias como Estados Unidos y Reino Unido han ejercido un control generalizado sobre la economía mundial, hecho que ha propiciado que el inglés se convirtiera, como hemos comentado antes, en la lengua franca mundial. En pocas palabras, allí donde se movía en mayor grado la economía se hablaba en inglés, y este se ha convertido tradicionalmente en el idioma preferido para el cierre de acuerdos y contratos millonarios.
Sin embargo, la pérdida de poder de estas dos potencias (tanto por la crisis mundial como por acontecimientos políticos como el Brexit) puede dar paso a otras que deberíamos tener muy en cuenta a partir de ahora. Es el caso de China que, hoy por hoy, es ya la segunda economía mundial y son muchas las empresas que se abren camino en el mundo de la exportación en este país. Pero aunque pueda parecer una sociedad compleja y con protocolos de negociación también complejos que deben aprenderse a conciencia, cada vez son más los ejecutivos que optan por aprender este idioma y las empresas que contratan servicios de traducción e interpretación para comunicarse de forma directa con sus socios.
Por otro lado, el francés siempre ha sido un idioma considerado como propio de las élites y, en efecto, tiene un papel relevante en la burocracia europea y en el seno de sus instituciones. No hace falta recordar que, hasta los años 90 del siglo pasado, la segunda lengua de aprendizaje en las aulas españolas era el francés y que, en siglos pasados, se consideraba que las señoritas de buena familia debían hablar francés adecuadamente. Es muy posible que, a partir de ahora, la disputa por ser la lengua hegemónica europea se encuentre entre el francés y el alemán.
Y es que el alemán es una lengua que, por afinidad lingüística con el inglés puede tener bastante importancia en el nuevo panorama europeo, sobretodo si pensamos en términos empresariales y turísticos. La industria alemana mueve grandes capitales y son muchos también los países interesados en su economía y su mercado laboral, hacia el cual han viajado muchos jóvenes españoles en los últimos años.na lengua que, por afinidad lingd ling disputa por ser la lengua hegemonica europea se encuentre entre el francñolas era el fran
Por otra parte, y junto con China, Rusia también es una potencia económica en la Asia central muy relacionada con temas de seguridad y donde muchas empresas europeas se abren camino para exportar sus productos. Y aunque, como con el idioma chino, contar con traductores siempre es la mejor opción, aprender la lengua de primera mano siempre nos abrirá muchas más puertas.
Por último, la importancia del español a nivel global también es muy relevante. Y es que debemos tener en cuenta que este idioma no solo se habla en la Península Ibérica, sino en todo el centro y sur americano, donde las economías de países como Argentina, México o Perú (aunque algunas de ellas no pasen por su mejor momento ahora, han sido muy relevantes en los últimos años). A modo de ejemplo, su aprendizaje se ha visto acelerado en las últimas dos décadas y, actualmente, a nivel global, se enseña casi tanto como el francés.
Visto el panorama, cabrá estar atentos para ver hacia dónde se decanta la balanza y si será una sola lengua la que se alzará con la hegemonía, serán varias o quizás sea el inglés el que mantenga su estatus de lengua de comunicación global.
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