La traducción de un texto debería implicar mucho más que la simple traducción literal de cada una de las palabras que lo componen. El hecho de saber dar forma al nuevo texto y adaptarlo a un estilo en concreto para que suene lo más natural posible en la lengua objetivo debería formar parte del trabajo que realiza un traductor habitualmente.
Y ello no solo debería aplicarse a textos literarios, como seguramente estaréis pensando muchos de vosotros, sino también a textos institucionales e incluso científicos y profesionales.
Aunque actualmente existen algunos manuales especialmente indicados para traductores, también es cierto que existen algunas técnicas para ejercitarnos nosotros mismos y mejorar no solo nuestra redacción y estilo sino también nuestra creatividad.
Libros y manuales de estilo para traductores
Ciertas instituciones cuentan con libros y manuales que persiguen un objetivo principal: que todas las traducciones que se realicen sigan unas normas gramaticales y de estilo que vayan acorde con la organización que representan.
Un ejemplo muy claro es el de la Unión Europea que cuenta con libros de estilo interinstitucional en las 23 lenguas oficiales de los países que forman parte de la Unión.
Se trata de una herramienta indispensable para los autores de textos de las diferentes instituciones y órganos de la Unión Europea que permite establecer un diálogo interactivo entre autores, redactores, traductores o correctores. De este modo, se establece un plan de trabajo en común que persigue ofrecer una imagen estable de las instituciones europeas a la ciudadanía.
La adquisición de dichos libros de estilo es gratuita y existen dos formas de poder adquirirlos: obteniendo una copia impresa publicada por la Oficina de Publicaciones de la Unión Europea y que puedes recibir cómodamente en casa, o bien descargándolos de forma online a través del portal de la denominada “European Bookshop”.
En dichos libros de estilo interinstitucional encontraremos, para cada idioma:
- Las normas de redacción para diarios oficiales.
- Todos los tipos de publicaciones y la estructura que debe seguir cada una de ellas.
- Cómo hay que traducir las siglas de países, las lenguas y el sistema monetario.
- Cómo escribir y traducir de forma correcta direcciones, direcciones electrónicas o números de teléfono.
- Las normas ortográficas de cada lengua (en el caso del español: cuando escribir mayúsculas y minúsculas, las normas de acentuación, etc.)
Asimismo, y en el momento de documentarnos para la redacción de este post, nos encontramos con un pequeño (pero muy útil) manual que lleva por título: Manual de estilo para la redacción de textos científicos y profesionales.
Por otro lado, y en el plano de la traducción literaria, creemos que la faceta creativa del propio traductor también tiene que ser fundamental para que el texto final no solo mantenga la esencia que el autor original ha plasmado con sus palabras, sino para que este también aporte un toque de estilo propio.
Es posible que hayáis percibido en alguna ocasión que todas las obras de un mismo autor siempre son traducidas por el mismo traductor. Es posible que ello responda a criterios editoriales estrictos, pero también es muy posible que dicho traductor haya captado profundamente la esencia del autor y la plasme maravillosamente, al tiempo que la adapta al estilo y las normas ortográficas de la lengua a la que se traduce la obra. De ahí la preferencia de algunos lectores por leer obras de sus autores preferidos que hayan sido traducidas por determinados traductores y que, a su vez, pasarían a formar parte también del sector narrativo llevándose un porcentaje de cada uno de los ejemplares vendidos.
Consejos para mejorar la redacción y el estilo en una traducción
Existe un artículo publicado por Sara F. Barrena en el que hemos encontrado algunas técnicas que nos pueden ayudar. Para empezar, y según la autora, “es necesario saber redactar bien y ser capaz de expresar con claridad la idea que se tiene en la cabeza al leer el texto en el idioma original”.
Para ello es necesario que desbloqueemos nuestra mente y estimulemos nuestra imaginación para poder sentir y escuchar el significado del texto al igual que lo hacemos cuando intentamos escribir algo.
Y es que el acto mismo de traducir debería ser un ejercicio creativo, con lo cual el hecho de saber escribir y aprender estrategias de escritura solo nos aportará más calidad a los textos traducidos.
Así que leer mucho, y tanto a buenos escritores como a sus traductores, nos será muy beneficioso en el sentido que seremos capaces de adquirir más fácilmente el uso de sus técnicas en nuestros propios textos y del vocabulario adecuado para cada disciplina y materia. De este modo, el traductor se ejercita de igual forma en la que lo haría un autor.
Otro recurso a tener en cuenta, y que entra más en el plano de la diversión lingüística, es el hecho de jugar a juegos de palabras (tipo Scrabble o el célebre Apalabrados, en los últimos tiempos) o a juegos relacionados con la creación de historias de ficción los cuales, definitivamente, nos ayudaran a dar un empujón a nuestra creatividad y a practicar un determinado tipo de escritura.
Aunque las prisas y los tiempos de entrega muchas veces son prioritarios en la traducción de textos, todos nosotros deberíamos dedicar un poco de nuestro tiempo a mejorar nuestro estilo y creatividad, ¿no creéis?