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TRADUCCIÓN Y SECRETARIADO: DOS TAREAS DIFERENTES

En muchos países, la labor de la traducción se asocia con la de secretariado. Sin embargo, una no tiene nada que ver con la otra, si nos fijamos en las funciones específicas de cada una.

A continuación explicaremos en qué consiste el trabajo específico ejercido por ambos profesionales.

 

Las funciones de secretariado

Según la definición oficial de secretariado, “se llama secretario o secretaria a la persona encargada de supervisar los asuntos, sobre todo aquellos que requieran confidencialidad, de personas de cierto poder, como monarcas, papas, presidentes, etc.

Además, esta palabra se utiliza en países anglosajones y latinoamericanos con referencia a determinados cargos políticos. Más concretamente, llaman secretarios de estado a la figura que en nuestro país entendemos como ministro. Asimismo, aquí llamamos también secretario, pero en este caso general, al máximo responsable  de un partido político.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, cuando pensamos en un secretario o secretaria, pensamos en una persona que asiste a su superior ejerciendo tareas administrativas directamente relacionadas con el trabajo propio que se realiza en una oficina, es decir:

  • Recepción de documentos
  • Atención telefónica
  • Archivo de documentos
  • Realización de cálculos mentales
  • Envío de información relacionada con sus funciones al departamento correspondiente
  • Tramitación de expedientes
  • Actualización de la agenda, tanto telefónica como de direcciones y reuniones
  • Conocimiento interno del departamento del que depende
  • Correcto funcionamiento de toda la maquinaria de oficina (ordenadores, programas informáticos, fotocopiadoras, etc.)
  • Conocimiento del protocolo institucional y empresarial

En resumen, ocuparse de todo aquello de lo que un gran directivo o ejecutivo no puede hacerse cargo, para que pueda centrarse exclusivamente en tomar decisiones relevantes para la compañía.

 

El papel del traductor

Por su parte, el traductor es una persona, en la mayoría de los casos, expresamente formada en la disciplina de la traducción. Alguien que es capaz de comprender el significado de un texto en un idioma y producir otro con un significado equivalente en otro idioma. Y si ello se produce de forma oral, entonces hablamos de un intérprete.

¿Y qué hace un traductor? Pues tal y como indica la palabra, traducir, ya sea de forma autónoma dando servicio a clientes propios o a través de una agencia de traducción e interpretación.

Puede traducir textos de todo tipo, muchos también de carácter empresarial, político o jurídico. Y he aquí cuando la confusión de algunos puede llegar…

si mi secretario o secretaria habla inglés, ¿por qué no puede ser capaz de traducirme la carta que he recibido de Inglaterra?

si mi secretario o secretaria es tan buena en temas de protocolo y atención al cliente, ¿por qué no puede llevar las redes sociales de la empresa?

Estas situaciones son las que hoy se “traducen” en ahorro de costes. Tareas que deberían ejercer dos personas especializadas y contratadas expresamente para ello, pero que realiza una sola persona con un único sueldo de secretaria.

Y llegados a este punto, nos podemos preguntar: ¿la calidad de las traducciones será la misma? Pues probablemente no, ya que, aunque un secretario pueda tener capacidad de redacción, no podemos saber si la interpretación que realizara de esa carta será la correcta. Ni si el resto de sus funciones y obligaciones habituales afectan al tiempo o a la concentración que dedica a la traducción del texto.

Un traductor, por el contrario, ha estado expresamente formado para ello y, además, puede centrarse al 100% en el ejercicio de su trabajo, que es la traducción, sin tener que estar preocupándose de agendas, reuniones o cualquier otra tarea que tiene que realizar un secretario habitualmente. Huelga decir que la calidad de la traducción, por su formación específica, siempre será mejor que la que pueda producir un secretario o secretaria.

Desafortunadamente, y a consecuencia de la crisis económica que ha acechado y acecha el mundo occidental en esta última década, situaciones como las que hemos citado son más que habituales y encontramos secretarios multitarea que deben sumar a su lista de tareas también la de la traducción.

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